Esta excursión se centra en los cuatro rincones de la isla. Pasando por Las Salinas, Portinatx y San Miguel, también se detendrá en la fiestera ciudad de San Antonio o en la exclusiva Santa Eulalia. Lucía, una de nuestras expertas guías locales, nos cuenta: "Ibiza dependió en su día de la producción de sal, y aunque las salinas siguen en uso, ahora están protegidas como parte de una reserva natural mucho mayor para salvaguardar la fauna, en particular las numerosas especies de aves que utilizan la zona como punto de parada en su migración de África a Europa. Fíjese en los característicos flamencos rosas que se pasean por los estanques".
Por la mañana, pasará por las salinas blancas como la nieve. Un enorme mosaico de humedales que fue la principal fuente de ingresos de la isla durante más de 2.000 años. En el coqueto pueblo de San José, puede tomar un café en la plaza o visitar la llamativa iglesia fortaleza del siglo XVIII. El pueblo conserva un ambiente tradicional ibicenco, y goza de una pintoresca ubicación en las estribaciones de Sa Talaia, la montaña más alta de Ibiza, que alcanza los 475 metros.
Tras una breve parada fotográfica en San Antonio o Santa Eulalia -según el punto de partida-, dispondrá de tiempo libre para pasear por la bonita localidad costera de Portinatx y degustar un almuerzo típico en uno de los restaurantes locales. La última parada es el pequeño puerto de San Miguel, agrupado en torno a su estrecha cala, y las Cuevas de Can Marca. La visita a las cuevas se completa con un breve espectáculo de luz y sonido antes de regresar al centro turístico.