Para vivir una auténtica experiencia marroquí, cenar en un riad es la mejor opción. Los riads son típicos de la medina de Marrakech, y aunque estos palacios históricos no parezcan gran cosa desde fuera, en cuanto entre en ellos se sentirá como en una ensoñación árabe. Karim, uno de nuestros expertos guías locales, afirma: "En la antigua medina, los faroles iluminan las estrechas callejuelas, al final de las cuales descubrirá nuestro riad. Es un tesoro escondido. La decoración interior recuerda a la Medersa Ben Youssef, uno de los mejores monumentos de Marrakech".
El ambiente opulento y a la vez íntimo de un riad es el marco perfecto para una velada especial. A su llegada, le servirán un cóctel de bienvenida, que podrá saborear mientras se relaja en el patio y los jardines interiores. Karim nos cuenta: "La palabra árabe "riad" significa "jardín", y la mayoría de los riads se organizan en torno a un patio central lleno de plantas y fuentes. Cuando se entra desde las ajetreadas calles, la sensación de serenidad y paz es instantánea".
Los detalles ornamentales del riad, con intrincadas tallas geométricas y azulejos color joya, preparan el escenario para la comida. Antes de sentarse para disfrutar de una experiencia gastronómica completa, se celebra la tradicional ceremonia de lavado de manos con agua caliente de azahar. A continuación, es hora de deleitarse con una variedad de platos locales y europeos cocinados con especias del zoco y los productos más frescos, todo ello regado con vino. Tras la cena y el digestivo, siéntese a contemplar a una bailarina de la danza del vientre acompañada por un laudista.