El Balcón del Diablo presenta una perfecta armonía entre la naturaleza y la arquitectura inca, con construcciones ubicadas en las rocas que parecen una sola. En lo alto del acantilado, una grieta funciona como un mirador desde el que se puede contemplar todo el sitio. La caminata continúa hacia la Zona X, conocida por sus laberintos naturales de roca. Después de almorzar en ruta, visite el Templo de la Luna; aquí aprenderá más sobre la cosmovisión andina y su vínculo con las estrellas y las fuerzas de la naturaleza. Posteriormente, visite el complejo arqueológico de Cusilluchayoc y, tras explorarlo, emprenda el regreso a Cusco, siguiendo la ruta del antiguo camino inca que conducía al Antisuyo. Ingrese a la ciudad por San Blas, un barrio conocido por sus talentosos artesanos, donde finaliza el recorrido.